El mito del prusianismo chileno, parte 2: El fracaso del Servicio Militar Obligatorio

Servicio Militar Chile influencia prusiana

En el artículo anterior revisamos los intentos del ahora Inspector General Emil Körner en expandir el Ejército de Chile más allá de las capacidades económicas y logísticas del país. En este artículo revisaremos otro de sus fracasos: la implementación del Servicio Militar Obligatorio.

Una elite sumamente corrupta y abusiva

Los autores Sater y Herwig describen el sistema parlamentario chileno (1891-1924) como un sistema político dominado por una oligarquía que se intercambiaba en el poder, donde hasta 1938 apenas el 8,6% de la población votaba1. En las zonas urbanas los partidos políticos ofrecían ingresos o beneficios para obtener votos. En las zonas rurales, los inquilinos eran a veces empujados a votar por el candidato preferido del dueño del fundo, siendo premiados con comida extra y licor; y los peones que se oponían a vender su voto eran simplemente expulsados de la hacienda. Los métodos para arreglar una elección eran incontables: muertos que votaban, llenar la caja de votos con papeletas fraudulentas, conteo erróneo de votos, etc. Sater en su libro ‘The Andean Tragedy’ describe el sistema político chileno de la época como: “más que una democracia, era un sistema pacífico de transferencia de poder de un partido a otro”2.

Los autores sostienen que en tal sistema de gobierno:

…los legisladores generalmente ignoraban las necesidades urgentes de la nación: educación, salud pública, vivienda y poner fin a la inflación. En cambio, el congreso servía a los intereses de quienes les empoderaron, a ellos mismos o a su clase social. Uno de los primeros pasos del régimen parlamentario fue reemplazar los impuestos a la propiedad, los ingresos y a las donaciones con un gravamen a la exportación de salitre, trasladando así la carga de apoyar al gobierno de los hombros de los ricos chilenos a la de los del consumidor extranjero. La gran oligarquía terrateniente, además, utilizó la mayor parte de los ingresos generados en el norte, donde no vivían, para construir o modernizar la infraestructura del Valle Central, donde habitaban. No es sorprendente que la oligarquía, que consideraba al estado como su juguete, veía a las fuerzas armadas como un instrumento para proteger sus intereses, sofocando los conflictos laborales, pervirtiendo las elecciones y limitando las actividades sindicales. Pero fue más allá de mantener el orden y los derechos de propiedad; las Fuerzas Armadas eran suyas, una combinación de caballo entrenado y sirvienta. Los legisladores, por ejemplo, ordenaron a la Armada enviar un crucero para transportarlos a Valparaíso desde el puerto de Coquimbo, adonde habían ido a observar unas elecciones. El costo en términos de combustible consumido, desgaste del barco y comida equivalía a $12.000 pesos, un enorme gasto ya que solo costaba $260 viajar en tren. Los congresistas, al menos, tenían más motivos para comandar un buque de guerra que el ministro de Guerra, Carlos Silva Cruz, quien ordenó a un destructor que lo llevara a él y a sus amigos al balneario de Zapallar, o una distinguida familia que exigió que un buque de guerra los transportara desde Valparaíso, donde estaban de vacaciones, hasta la base naval de Talcahuano3.

Como nota al margen, debe mencionarse que tal nivel de corrupción del sistema electoral siguió hasta 1973. No por nada el Gobierno Militar con el Decreto Ley N° 130 decide invalidar los registros electorales una vez que llegaron al poder4, estos registros estaban completamente viciados. El sistema fue creado nuevamente de cero en 1987, abriéndose la inscripción a todos los mayores de 18 años, siendo el mismo Capitán General Augusto Pinochet el primero en registrarse en Santiago5. Por supuesto, el referendo de la Constitución de 1980 fue hecho sin registros electorales, probablemente para asegurar su aprobación. Ahora volvamos al artículo.

Los miembros de tal elite, que solo velaban por sus intereses, rara vez tenían interés en participar directamente en la defensa nacional en tiempos de paz, y consideraban al Ejército como una institución para gente de menor rango social. Esta visión tuvo un fuerte impacto en la siguiente reforma de Emil Körner que fracasó: La conscripción universal.

El fracaso del Servicio Militar Obligatorio

Una de las reformas estrella de Körner fue la conscripción obligatoria, llamado posteriormente hasta el S.XXI como Servicio Militar Obligatorio (SMO). Después del fracaso de la movilización de la Guardia Nacional en 1898, Körner propuso disolver la Guardia Nacional y crear un modelo de conscripción universal, donde toda la población masculina entre 20 y 40 años debía registrarse y estar disponible a ser llamada para entrenamiento militar, generando una reserva teórica de 400 mil hombres.

El espíritu de esta conscripción incluía una agenda social: que jóvenes de todas las capas sociales participaran de ella, permitiendo que tantos ricos como pobres compartieran una experiencia común, permitiendo a las clases bajas ver cómo la gente de elite se subordinaba a las mismas leyes y penurias que el resto6. Imbuyendo en la población un ethos de patriotismo y destino común.

Por supuesto, se crearon todo tipo de excepciones legales para médicos, abogados y otras profesiones. Luego las excepciones médicas eran la regla para la “gente decente“, quienes se negaban a sufrir las penurias físicas y privaciones de la vida militar. La conscripción se volvió rápidamente impopular, siendo forzados en ella los jóvenes de peor condición social y sin contactos para evadirla7.

Curiosamente Körner comprendía que las clases bajas intentaran evadir el SMO ya que estas eran “ignorantes, indisciplinadas…e incapaces de entender conceptos elevados cómo el nacionalismo“. Sin embargo estaba furioso que las clases acomodadas lo evadieran. El consideraba que llevar el uniforme era un honor y era una vergüenza no querer prestar servicio militar a la patria. Además sostenía, muy correctamente, que “la evasión del servicio por parte de las elites les harían ganarse el odio de la clase trabajadora8.

La composición social de los reclutas forzados al SMO presentaba otro problema: usualmente era un grupo mayoritariamente analfabeto, afectados endémicamente con sífilis y alcoholismo9; y probablemente física- y mentalmente subdesarrollados por mala alimentación. Entrenarlos era sumamente difícil dado que no podían leer manuales para manejar armamento o maquinaría. Los pocos quienes sabían leer eran enviados rápidamente a servir a los batallones de Ferrocarriles o Comunicaciones.

Como mencionamos en el artículo anterior, la falta crónica de suboficiales volvía muy difícil el correcto entrenamiento de los conscriptos, situación que era empeorada por el extra esfuerzo perdido en inculcarles habilidades militares y sociales básicas a jóvenes que, según describía Tobías Barros, “era todo un avance cultural que usaran calzoncillos10.

El SMO fue en algunos casos brutal con los conscriptos, según indican los autores fue usual castigarlos con penas inhumanas. Una corte militar condenó a un Jorge Urrutia a muerte por abandonar su puesto. Los castigos con látigo eran comunes, el teniente Indalicio Téllez fue testigo cómo un raso fue azotado con un látigo hasta su muerte. Las deserciones durante el SMO eran altas, otros se suicidaban11. Malos tratos, casos de muerte no accidental y deserciones siguieron ocurriendo incluso hasta el fin del SMO. Los casos del asesinato de Pedro Soto Tapia y el suicidio de Yamir Méndez en la década del 1990 forzaron al Ministerio de Defensa a tomar cartas en el asunto para iniciar necesitadas reformas12.

Un entrenamiento incompleto

El SMO ya era impopular en la población por sus castigos, mala alimentación y paupérrimas habitaciones entregadas, también se volvió impopular con parte del mismo Ejército. Bajo la Ley 1.462 de ‘Reclutas i Reemplazos del Ejército i Armada‘, se instruyó que el servicio debía durar al menos un año. Este tiempo era insuficiente para entrenar a los conscriptos en sistemas de armas complejos como artillería13. En comparación, Bolivia, Perú y Argentina entrenaban menos reclutas, pero tenían un entrenamiento más largo, lo que aseguraba que fueran de mejor calidad. Finalmente, y tras una negociación política en el congreso, el entrenamiento se extendió por 18 meses.

Hoy, el entrenamiento en el actual Servicio Militar Voluntario fue de nuevo reducido a 12 meses. Tanto en la época analizada por Sater y Herwig como en la actualidad tan corto tiempo de entrenamiento es insuficiente. Nicholas Owen publicó un estudio en el Journal ‘Defence and Peace Economics‘ sobre el entrenamiento para tropas de la OTAN entre 1989 y 1993, indicó que un recluta con 12 meses de entrenamiento tiene sólo el 50% de la capacidad de combate de un recluta con 48 meses14. Se requieren un mínimo de cuatro años para tener un soldado efectivo en combate.

El SMO tenía otro problema: no consideraba reentrenar a los reclutas una vez terminado su conscripción. Esto era una deficiencia crítica ya que varias armas y piezas de artillería con las que entrenaron fueron reemplazadas por modelos nuevos durante el mando de Körner. El gobierno nunca autorizó fondos para tales reentrenamientos15. El entrenamiento físico y de combate es efímero y debe siempre refrescarse. Es una habilidad que, si no se practica constantemente, se pierde.

Incluso asumiendo que las armas se hubieran mantenido, y que el conocimiento recibido durante el SMO se mantuviera fresco en la memoria, el Ministerio de Guerra no sabía cuántos de sus reservistas habían emigrado, muerto o ya no eran aptos para el servicio militar. Las solicitudes del Ejército al poder legislativo para crear leyes para subsanar esta deficiencia fueron ignoradas. Nadie sabía dónde estaban los ex conscriptos, ni menos cuántos habían realmente disponibles.

Un sistema con pésimos incentivos, incluso para la elite

El SMO fue desde el principio impopular en todas las clases sociales. Tanto por malos tratos, insuficiente entrenamiento, mala alimentación y el constante uso de las Fuerzas Armadas como unidades policiales para suprimir revueltas, normalmente de manera sanguinaria.

Es importante mencionar que estas eran probablemente las razones por las que los jóvenes de elite y clase media no querían participar. Cabe destacar el ejemplo de los cuatro oficiales muertos durante la Batalla de la Concepción en Perú: Ignacio Carrera Pinto, Julio Montt Salamanca, Arturo Pérez Canto y Luis Cruz Martínez; los dos primeros eran de muy alta alcurnia, mientras que los restantes de clase media alta. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial 102 chilenos de origen francés viajan voluntariamente a Europa para luchar por Francia, volviendo vivos sólo 52 de ellos16. Los varones chilenos, sean muy pobres o muy ricos, no eran cobardes. Simplemente el costo personal de participar en el SMO, y en la vida militar en general, era demasiado. No había ningún incentivo real en hacerlo, y para ejemplificarlo les quiero contar mi propia experiencia.

Mi experiencia personal con el SMO

En 1999, con 17 años, tenía un abierto interés en ingresar a la Fuerza Aérea. Uno de mis sueños de infancia era ser piloto de combate. Mi padre me convenció de no presentarme ya que tenía una miopía y astigmatismo tal que no me aceptarían como piloto. Pero me indicó que sería una buena idea hacer el Servicio Militar en la Armada, est tenía una modalidad para hacer el SMO durante dos veranos, permitiendo a los estudiantes universitarios continuar sus estudios sin interrupciones, tal como él lo había hecho. Para endulzar la oferta, la Armada te ascendía a Oficial de Reserva una vez que completaras tus estudios. La oferta no podía ser mejor, por lo que cumplidos los 18 años me presenté para la Armada, pagando $6.700 pesos de inscripción versus los $300 para el Ejército.

Mi actitud era totalmente la contraria a mis otros compañeros de colegio, que fueron casi en pánico al Cantón de Reclutamiento, su único anhelo era poder entrar a estudiar a una universidad para ser eximidos de tal destino. Tal forma de evitar el servicio militar tenía un origen muy clasista, cuando eran muy pocos quienes accedían a estudios superiores. El entrenamiento del SMO en el Ejército era además malo en tal periodo, una de las mayores quejas era que el Ejército los usaba más de la mitad del tiempo como guardias en vez de entrenarlos. Por sus restricciones presupuestarias el Ejército tenía un incentivo perverso en usar tales conscriptos como guardias y ahorrar el costo de pagar sueldos a tropa profesional. Para empeorar todo apenas aprendían a disparar, “con suerte disparan cien cartuchos cada uno durante su entrenamiento“, me confesó una vez un oficial. Para colmo, y como mencioné antes, los casos de conscriptos muertos, maltratos y deserciones eran muy comunes aún en esta época. En resumen, participar en el SMO en el Ejército era a todas luces una pérdida: ni si quiera te enseñarían a disparar correctamente, ¿qué valor tienes en combate si apenas has disparado? La única alternativa aceptable para mí era hacerlo en la Armada.

Finalmente, en el verano del año 2000 fui aceptado para estudiar Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile, la mejor universidad del país17. Pero tuve una fuerte decepción cuando fui a la oficina de Reclutamiento: ¡la Armada había eliminado su modalidad de dos veranos y mi registro fue derivado al Ejército!, y para empeorar las cosas debía realizarlo en Punta Arenas, a 2 mil kilómetros de distancia. Esto implicaba dos cosas: si quería hacer el SMO perdía mi cupo universitario y el dinero pagado en la matricula. Para colmo debería estudiar y dar la prueba de admisión de nuevo, no existía en tal época ninguna forma legal que la universidad conservara mi cupo si quisiera realizar el SMO.

No había ningún tipo de incentivo para hacer el SMO. Incluso si hubiese querido hacerlo, no me habrían entrenado para ser un guerrero, menos me habrían ayudado económica o legalmente con mis estudios. Evidentemente solicité ser eximido.

Conclusión

Durante el periodo analizado por los autores, desde el año 1891 hasta 1920, el SMO no logró cumplir el objetivo de tener una masa crítica bien entrenada y que lograra unificar las clases sociales. La corrupción política y constantes crisis económicas impidieron implementarlo como Körner lo había diseñado. La misma evasión por parte de las clases medias y altas generó un enorme resentimiento social, además privaba al Ejército de jóvenes físicamente sanos. El bajo nivel cultural y físico de los forzados en la conscripción tenía como resultado un soldado de inferior calidad y muy difícil de entrenar. La inexistencia de un re-entrenamiento hacía que la reserva fuera mucho menor a la estimada.

El entrenamiento impartido era insuficiente para tener soldados que fueran un aporte real en combate. Hoy en día el Servicio Militar Voluntario es de 12 meses; que sigue siendo insuficiente desde el punto de vista militar. Al menos se han hecho reformas para poder postergar estudios y ser oficial de reserva.

Para empeorar las cosas, los tratos abusivos, castigos inhumanos y el constante uso del Ejército y sus conscriptos para suprimir protestas generaron un fuerte resentimiento que se puede sentir hasta hoy. El SMO fue impopular e inefectivo como herramienta bélica hasta el final. Körner y la elite chilena no pudieron comprender que un modelo pensado para una sociedad europea rica e industrializada no podía importarse a una sociedad pobre, agrícola y que vivía del impuesto al salitre.


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Bibliografía

  1. [Volver] Sater, W, Herwig H, 1999, ‘The Grand Illusion‘, University of Nebraska Press, pp.178-179
  2. [Volver] Sater, William F., 2007, ‘Andean Tragedy, Fighting the Pacific War, 1879-1884 ‘. University of Nebraska Press, p.15
  3. [Volver] Sater, W, Herwig H, op. cit., pp.178-179
  4. [Volver] Ministerio del Interior, ‘Decreto de Ley 130‘, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, accedido el 28.10.2021, https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=5789&buscar=decreto%2Bley%2B130
  5. [Volver] Historia Política BCN, ‘Apertura de Registros Electorales‘, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, accedido el 28.10.2021, https://www.bcn.cl/historiapolitica/elecciones/detalle_eleccion?handle=10221.1/63190&periodo=1973-1990
  6. [Volver] Sater, W, Herwig H, op. cit., p.104
  7. [Volver] Ibíd., p.104
  8. [Volver] Ibíd., p.106
  9. [Volver] Ibíd., p.104
  10. [Volver] Ibíd., p.116
  11. [Volver] Ibíd., p.104
  12. [Volver] Meneses, E., Valdivieso, P., Martín, C.,2001 ‘El Servicio Militar Obligatorio en Chile. Fundamentos y motivos de una Controversia‘, Centro de Estudios Públicos, N°81
  13. [Volver] Sater, W, Herwig H, op. cit., p.108
  14. [Volver] Owen, Nicholas , 1994, ‘How Many Men Do Armed Forces Need? An International Comparison‘ , pp. 286-287, Defence and Peace Economics, Volume 5, 1994 – Issue 4
  15. [Volver] Sater, W, Herwig H, op. cit., p.108
  16. [Volver] Ibíd., p.106
  17. [Volver] A los egresados de la Universidad de Chile solo puedo decirles: ¡lo siento!, ¡es cierto!

Fuente foto de portada: http://www.guioteca.com

6 Comments

  1. Prefería un modelo de Servicio Militar como el suizo. Si buscas ser ciudadano y por tanto, tener derechos y obligaciones políticas, se debe cumplir con S.M.
    Asi como que haya un reentrenamiento constante. Es una forma económica de mantener operatividad alta y capacidad de movilización.
    Sin embargo, el S.M.O en Chile tienes sus aspectos positivos, sobre todo, en dar oportunidades. Hoy día sigue siendo obligatorio, solo que primero se busca llenar los contingentes con voluntarios. Dado el caso de no llenarse, se efectua el sorteo.
    Saludos y buen artículo.

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  2. Ja ja ja, Zuiza tiene un pequeño ejército de élite que no entra en posibles conflictos por que es un país neutral y no tiene los objetivos de un ejército regular,

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    1. Se escribe Suiza. Y tienen conscripción universal para la población masculina. Y todos se llevan un rifle a su hogar después de cumplir el servicio militar.

      Y tienen tanques (Leopard 2) y fuerza aérea con cazas F-18, F-5 y Mirage.

      Suiza es “neutral” pq tiene un ejército que se lo permite

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  3. Hasta donde tengo entendido el servicio militar voluntario en la Armada que mayoritariamente es en el Cuerpo de Infantería de Marina sigue siendo de 18 meses, lo sé porque fui oficial de la IM.

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