Robert E. Lee, el hombre detrás de la estatua

Una de las mayores frustraciones que tienen los arqueólogos es lo difícil que es encontrar estatuas de tiempos antiguos intactas. Las estatuas, al ser símbolos del poder o religión de turno, suelen ser las primeras víctimas de una revolución política o guerra. Hoy lo que ocurre en EEUU no es la excepción.

Pero para culturizar un poco a mis queridos lectores quiero contarlas que tales estatuas no se construyeron para recordar un pasado supremacista, sino para levantar la moral de unos estados azotados por la guerra más devastadora que tuvo o ha participado el país del norte