Nunca me gustaron los sacerdotes o cualquier otro tipo de personas que me presentaban una verdad revelada que solo ellos conocían para salvar mi alma. Especialmente los jesuitas, tan locos como los Opus Dei pero intentan parecer simpáticos y progres.
Pero al mismo tiempo debía admitir la enorme influencia que tienen las narrativas religiosas y/o mitológicas sobre las personas. Cómo indica el psicólogo clínico Jordan B Peterson, cualquier historia que se construya con un substrato religioso o mitológico influye a las personas mucho más que una que no lo tenga y es más fácil de recordar. Esto es netamente porque los seres humanos no somos entes racionales, sino movidos profundamente por un subconsciente irracional adaptado, mediante millones de años de evolución, a sobrevivir a cualquier precio. El cerebro tiene la tendencia a recordar cualquier historia que ayude a tal objetivo.
Quien quiera promover una agenda política o social y use una narrativa de este estilo no lo hace necesariamente de manera consciente o planificada, simplemente puede caer en ella mediante ensayo y error. Son además narrativas mucho más poderosas que usar el miedo de las personas o empujar en interés personal. Varios movimientos como los anti-vacunas o anti-alimentos transgénicos han fracasado en parte porque su mensaje se ha estructurado principalmente mediante el miedo. Y a medida que las personas estén expuestas a tal “objeto del miedo” tal forma de transmitir un mensaje pierde efecto.
No solamente grupos anticientíficos intentan manipular las emociones humanas para promover su mensaje, sino también científicos con varios PhD en el cuerpo lo hacen inescrupulosamente. En estas breves líneas quiero explicarles cómo el mensaje sobre el originalmente Calentamiento Global Antropogénico y hoy llamado Cambio Climático es muy poderoso y ha recibido tremenda aceptación en el grueso de la población y líderes políticos porque su narrativa está inconscientemente construida sobre un substrato cultural y religioso occidental: la creencia en el fin del mundo. Una buena y noble causa también tiene derecho a usar herramientas irracionales para ayudar a la humanidad.
Visiones apocalípticas
Desde la llegada del cristianismo occidente tiene preferencia por historias apocalípticas. La llegada del anticristo, la segunda venida de Jesús y un largo etcétera. La lista según Wikipedia es larguísima, el Smithsoniano recapitula las 10 profecías más relevantes, incluyendo la falla tecnológica del año 2000 y el hoyo negro que generaría el colisionador de hadrones. Toda nuestra narrativa cultural tiene la tendencia a preferir historias sobre la destrucción del mundo, incluyendo escenarios por armas atómicas, zombis o extraterrestres. El año 2015 YouGov preguntó en Inglaterra qué tan probable sería vivir un desastre apocalíptico mientras vivimos, el 23% contestó que sería muy o algo probable. Curiosamente los votantes del partido anti EU, UKIP, son ligeramente más propensos a pensar tal eventualidad.
Hace pocas semanas fue publicado el nuevo reporte del IPCC, el cuál indicaba que de no tomarse medidas dentro de los próximos 12 años estaremos enfrentando una situación de no retorno para la humanidad y el mundo. Desaparición de glaciares, inundaciones, sequías, eventos extremos, hambrunas, muertes por olas de calor y la reelección de Donald Trump. No por coincidencia esto suena demasiado parecido a una profecía apocalíptica, de manera inconsciente los científicos, periodistas y políticos han encontrado que tal narrativa ayuda a comunicar su mensaje. Los científicos climáticos han asumido el rol de profetas del fin del mundo, veamos como esto está estructurado.
Los sacerdotes y la verdad revelada
Existe un selecto grupo de sacerdotes,(los científicos expertos en climatología), en contacto directo con la verdad revelada, (la correlación entre calentamiento atmosférico y aumento de C02). Estos sacerdotes desde sus templos (centros de investigación con fondos estatales), nos han predicado la inminente llegada del apocalipsis (desertificación, sequías y hambruna), si seguimos en tal ruta. Pero su mensaje es claro y esperanzador: nosotros los simples pecadores podemos prevenir este apocalipsis si nos alejamos del pecado y cambiamos nuestra forma de vida, (disminuyendo el consumo de combustibles fósiles) ¡La salvación de nuestras almas se alcanza mediante simples pasos como usar más bicicleta y ampolletas de bajo consumo! Un mensaje así se vende casi solo. ¿Qué persona con un mínimo de conciencia por sus hijos no quiere dejarles un mundo mejor?
Quemando a los herejes en la hoguera
Por supuesto dentro de un movimiento religioso no faltan grupos de sacerdotes herejes que han torcido o reinterpretado a su antojo la revelación divina. Estos personajes son más peligrosos que los apostatas que niegan la revelación, porque su doctrina alternativa pone en entredicho la autoridad moral del Papa y el dogma oficial . Herejes que no niegan el efecto invernadero del C02, pero osan decir que hay factores más poderosos cómo el sol o el vapor de agua. O aun peor, ¡se atreven a decir que el aumento de temperatura traerá el paraíso a la tierra!, el aumento de C02 y temperatura podría ser benéfico.
Todos estos herejes han conocido la furia de la Inquisición y condenados a la hoguera: corte de fondos de investigación, rechazo de papers en Journals. Y para que todo el mundo lo sepa han sido renombrados como “deniers” y los nombres de los seguidores de tales herejes publicados en listas negras para qué todo el mundo los persiga. Quién ose salirse del dogma oficial será quemado como a una bruja. El motejo de “deniers” o negador tiene un doble significado en occidente, no sólo eran quienes negaban la palabra de la iglesia Católica, hoy tal palabra está vinculada a quien niega la existencia del Holocausto Nazi.
Subiéndose al carro de la victoria
Por supuesto, como en todo movimiento con arrastre, grupos de no creyentes se subirán al carro de la victoria para lograr sus propios objetivos. Comunistas que reconocen cual es la fuente de riqueza de occidente harán todo lo posible para disminuir el consumo de combustible fósil. Grupos veganos readecuan su mensaje para vincular el consumo de carne con cambio climático, políticos que ven la oportunidad de ganar más votos, obtener poder y dinero mediante más regulaciones sobre los ciudadanos, como los impuestos al CO2. Artistas que viajan por el mundo en sus jets privados para dar el mensaje de salvación de lo malo que es consumir mucho combustible y de pasada cobran suculentas sumas por sus charlas. Científicos que no tienen nada que ver con climatología comienzan sus papers con la frase “dado el inminente peligro de cambio climático” y así mejorar sus chances de publicación. Parásitos así hay en todo movimiento.
Políticas públicas, fondos de investigación y pánico público
¿Cómo se estructuró una manera de pensar tan profundamente anticientífica dentro de una comunidad científica? ¿Cuál fue el origen de este círculo de fanatismo religioso? Tengo una sospecha que esto se debe a la interacción de fondos de investigación públicos, cómo trabaja la discrecionalidad de grupos políticos en otorgarlos, la reacción de la opinión pública, la prensa buscando noticias que vender y científicos tratando de llegar a fin de mes. Para explicarlo voy a inventar para ustedes una narrativa no religiosa.
La historia de Diego, un climatólogo
Imagínense, queridos lectores, un pobre climatólogo, llamado Dieguito, con post doctorado, 12 años de estudio, ganando unos pocos dólares en un olvidado centro de investigación meteorológica donde el aire acondicionado está malo hace una década y el internet es cortado cada 2 meses por no pago. Llegando el fin de año le llega un documento estatal señalando que puede postular a un fondo de investigación, y le llega a la memoria el año anterior donde presentó un escrito que decía más o menos: “hay una interesante correlación entre C02 y aumento temperaturas globales, necesito fondos para seguir investigando”, y el pobre tipo recibió fondos apenas para pagar la cuenta de la luz, ¡del aire acondicionado ni hablar! Pero este año es distinto, nuestro pobre investigador planea casarse y su novia le dice que: o se cambia a trabajar a una farmacéutica o se olvida. En su desesperación y estrés escribe en la nueva postulación lo siguiente: “la correlación entre aumento temperaturas globales y C02 es evidente y se nos acerca una catástrofe de proporciones épicas, necesito fondos para seguir investigando” y se olvida del tema. Pero al llegar la petición al ministerio un operador político lee el documento y llama a su primo periodista que requiere una noticia, el fin del mundo siempre vende bien. Luego un equipo de prensa cancela la entrevista programada a un senador y parte al centro meteorológico. El senador, ofendido por la cancelación, pregunta al operador político por qué le cancelaron la entrevista y este le explica la nueva realidad climática. Nuestro senador que tiene buen olfato político parte también al centro meteorológico e irrumpe en medio de la entrevista de nuestro pobre y confundido climatólogo. (No sé por qué se me viene a la cabeza Guido Girardi cuando escribo esta historia, los chilenos entenderán) Y con pompas y gran retórica promete al nuevo héroe de la climatología ingentes sumas de dinero para seguir investigando, además nuestro senador puede proponer nuevas leyes para salvar el planeta, más impuestos al CO2 y también asegurar su reelección.
Y así, el científico tuvo más presupuesto, la prensa más noticias, el senador más poder, el público dormía tranquilo sabiendo que ayudaban al clima y todos vivieron felices para siempre.
Conclusión
Cómo he explicado arriba, el uso de narrativas religiosas o culturales presentes en una población pueden explicar la mayor aceptación de un mensaje, en este caso el Cambio Climático. El mensaje que el mundo será destruido debido a nuestra sobre emisión de CO2 es una versión secularizada y en esteroides del Libro del Apocalipsis y la población responde positivamente a este. El riesgo de tal mensaje, claro, es si el anunciado desastre finalmente no llega….
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